Un año con Koeman: luces y sombras
https://carlesfite.com/wp-content/uploads/2021/08/ronald-koeman-barca-barcelona-carles-fite-1024x576.jpg 1024 576 Carles Fité Carles Fité https://carlesfite.com/wp-content/uploads/2021/08/ronald-koeman-barca-barcelona-carles-fite-1024x576.jpgHoy hace justo un año que Ronald Koeman era presentado como nuevo entrenador del Barça. Justo cinco días después de una de las mayores humillaciones de la historia culé, el 2-8 de Lisboa. Koeman renunciaba a la selección holandesa, a la Eurocopa, para cumplir uno de los sueños de su vida: entrenar al Barça.
Un Barça en crisis deportiva, crisis institucional y, a pesar de que no era tan conocido como ahora, crisis económica. Y a pesar de ello, Koeman cogió el equipo. Y como cualquiera que llegue nuevo a un club, pidió sus fichajes… y no le llegó ninguno. Por lo que tuvo que apañarse con lo que había.
Aquí encontramos la primera gran virtud de Koeman, y seguramente la más importante, y es que si un jugador le convence en los entrenamientos y le demuestra lo que vale, le da igual lo que haya pensado de él antes, la edad que tenga o la música que le guste. Si se lo merece, juega. Koeman llegó poniendo en el mismo saco a Pedri, Riqui Puig y Aleñá, tres jóvenes jugadores que no les veía rendimiento inmediato y les recomendó una cesión. El Barça venía de muy abajo y necesitaba pesos pesados. O al menos eso pensaba en agosto, porque cuando empezó la Liga en septiembre de los tres rápidamente destacó uno: Pedri. Porque que el canario haya triunfado y haya sido uno de los mejores jugadores de la Eurocopa, es mérito suyo pero también del entrenador que no ha tenido ningún problema en ponerlo de titular con solo 17 años.
Y lo mismo pasó con Ilaix. Tiró de él sin problemas de edad ni de jerarquía. Y lo puso en momentos difíciles y críticos como en el Bernabéu cuando el Barça iba perdiendo. Una lástima que el joven jugador no haya entendido nada y no le devuelva esa confianza a Koeman y haga demasiado caso de su tóxico entorno priorizando el dinero a su carrera. Pero eso es otro tema, que hoy no toca.
Otra virtud de Koeman: el control del vestuario. No ha tenido ningún problema en manejar a los pesos pesados, en sentar a Griezmann en partidos importantes o en dejar a Messi en el banquillo para darle descanso. Es conocida su mano dura y seguramente aprendió a tener mano izquierda tras su polémico paso por el Valencia. En el Barça manda él y nadie le dice ni las alineaciones ni los cambios que debe hacer. Atributo importantísimo para ser entrenador azulgrana.
Pero no es oro todo lo que reluce. Tácticamente Koeman no es brillante. Y tampoco es fiel a eso que llaman ADN Barça. Aquí nos ha demostrado que da muchas vueltas y que tiene muchas dudas. Y que le influye demasiado cómo juega el rival. Hemos visto dibujos con doble pivote, con cinco defensas, y lo que es peor, haciendo cambios defensivos en los últimos minutos para encerrarse a atrás a preservar el resultado. Pero un año después creo que no lo vamos a cambiar. Mientras él sea el entrenador, habrá que acostumbrarse a ello.
¿Es el mejor entrenador del mundo? No. ¿Es el mejor entrenador ahora mismo para el Barça? Seguramente sí. El Barça está en un proceso de reconstrucción bajo mínimos. La marcha de Messi ha sido el punto final a una época que ya tuvo su final prematuro en la goleada del Bayern en Lisboa. Ahora empieza una nueva etapa en la que los veteranos como Piqué, Busquets o Alba, tienen el papel de introducir, acompañar y terminar de formar a esta nueva hornada de futbolistas que debe liderar el Barça del futuro. Los capitanes, que le han dado tanto al Barça, tienen este último servicio de, más allá de ajustarse el sueldo, traspasar sus conocimientos y experiencia a los jóvenes de la ilusión.
Y Koeman liderar desde el banquillo este cambio generacional. Sin miedo a poner a Nico o Gavi cuando lo considere oportuno. Siendo un pelín más resultadista de lo que nos gustaría, pero siendo honesto. Y diciendo las cosas claras cuando sale a dar la cara en la sala de prensa.
Qué queréis que os diga, cuando pongo todos estos ingredientes en una balanza, se decanta hacia el lado positivo. Mejor tener ahora a un buen entrenador formador, que no se arrugue con los jóvenes y les de minutos y responsabilidades, y más adelante ya veremos quién viene, y qué moto nos vende.
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